Mi alce volador estaba muy flojo tras un ataque de caspa, así que decidimos ir a Polonia a buscar uno mas nuevo, ultimo modelo con llantas de aleación y doble carburador. De las aventuras y desventuras de ese viaje trata esta entrada no apta para crédulos y perdón por las fotos pues algunas están tomadas con el móvil.
Para capturarlo la primera intención fue colocar una red en el aire, pero les vino muy bien a las golondrinas para posarse y no hubo manera de que cayera un alce. Fue mas tarde yendo a pinrel cuando vimos que se dejaban casi tocar si no olias especialmente mal y tras varias duchas cogimos al alce Wilifredo; solo falta que aprenda a volar. Aun estoy en ello 8 meses después.
Polonia es famoso por su vegetación, y aunque no nos hartamos de lechuga, pudimos ver unos arboles salvajes que los llegaron a resinar con la motosierra; la aberración mas grande que he visto en los días de mi vida.
En algunos sitios los arboles eran tan grandes que les zampaban un altar dentro. Yo no se si los arboles conocen a Dios, pero que se los tatúen así dudo que les emocione mucho. Arte tenía, eso si.
En los sitios se comía con tan poco conocimiento que en los baños de los restaurantes había hasta un vomitadero, digno de las mejores verbenas de pueblos pudientes(ojo con el cartel que no lo venden en cualquier lado).
Pasamos por sitios que me resultaban conocidos, tales como la Calle Doña Tomasa, que curiosamente es el barrio de Monreal donde me crié y que toma el nombre en honor a alguna maestra de antaño, lo que no sabia es que había dado clase en Polonia también para dedicarle una calle.
Era fácil entenderse con los polacos pues utilizan palabras que entendemos todos, bebida marca Amorres para beber directamente; a los bancos los llaman sin escrupulos Pekao, eso simplifica conceptos a un nivel que entendemos todos.
Otra de las intenciones era ver bisontes, pero resulta que en Agosto están en celo y se esconden en sus habitaciones, nos dijeron. El caso es que no vimos mas que en un cercado y llegamos a la alcohólica conclusión de que los habían extinguido al utilizarlos para hacer una especie de colonia a la que llamaban Vozka que no llegamos a probar por aprehensión.
Otros animalejos como corzos y jabalíes eran bien abundantes y se veía que no los habían metido en botellas, o no a todos al menos.
Y como no llevaba el cachirulo pero me gusta hacerme una foto con el por los extranjeros pues con un Kiphá o gorro judío fue la foto, en la que no pude mas que poner mi mejor cara como siempre y cantar una jota.
Y fuera ya de bromas, un país muy recomendable donde nos trataron estupendamente
Seguro que tendrás preparada alguna foto de ese paseo para concursar. Un abrazo.
ResponderEliminaralgo siempre sale Miguel Angel, aunque no fue un viaje de muchas fotos, como ves si de bastantes risas
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